martes, 6 de diciembre de 2016


Expresionismo Lírico

El expresionismo lírico es una corriente fundada por José Rodríguez Martín, (Freijanez) a comienzos del presente siglo, que se adscribe al movimiento expresionista porque toma de éste su visión personal e intuitiva priorizando en todo momento la expresión de los sentimientos frente a las descripciones objetivas de la realidad, pero sin oposición ni enfrentamiento con el impresionismo ni con ningún otro movimiento o escuela, porque abierto a cualquier influencia por considerarse ecléctico,  haciendo suya la impresión del mundo que circunda al artista impresionista que la convierte en un simple reflejo de los sentidos. Por otra parte, transforma la inquietud,  la zozobra, la tristeza, el enfrentamiento y el sufrimiento que se palpa en el expresionismo inicial alemán en lírica, en apacible poesía, en parsimonia, en sosiego, y sus aristas y cuadrados conceptos en redondeces y en ternuras. 

Se reivindica lírica, poesía pintada, y asimismo expresionista porque considera como éste que lo más importante es el reflejo del mundo interior del artista, la expresión de sus propios sentimientos sobre cualquier otra consideración, y porque toma del expresionismo determinadas formas de expresión aunque basándose en la aceptación de las distintas concepciones en su firme creencia de que a efectos de creatividad el interior es el exterior, el “adentro” es el “afuera”, rechazando en consecuencia cualquier tipo de confrontación o de enfrentamiento y enmarcando su acción creativa en la lírica poética, excluyendo por otra parte el drama, la tragedia y la épica, sin condenarlos, en su búsqueda permanente de creación de belleza, que es su finalidad, a saber, "gozar deleitando", la creación artística para el propio goce, reposo y desarrollo interior e intelectual, en comunión con los demás seres humanos. 

Un oasis de descanso físico y espiritual y de intento constante de creación de belleza, para obtener como resultado una representación ecléctica simbólica, expresionista lírica, de su sentir más profundo y de su situación y actitud en el mundo, no frente a él, y en consecuencia, ni a favor ni en contra de ningún estilo o escuela, de ninguna ideología política y de ninguna filosofía en concreto, completamente neutral y apolítico.


Vuelta al Expresionismo como Técnica

Casi un siglo después del advenimiento oficial del ‘Expresionismo’ en Alemania aparece el ‘Expresionismo lírico’ con el conocimiento que dan los años transcurridos y la comprobación de que las tiranteces y luchas de los movimientos artísticos que se suceden unos a otros no influyen prácticamente en los temas importantes de la sociedad. Nace voluntariamente al margen de ese devenir cronológico sucesivo y sucesorio que supone los modos y escuelas de arte y lejos igualmente de estilos plásticos que fueron puestos al  servicio de ideologías políticas concretas, entre los que cabría incluir quizás, según el decir de algunos críticos, determinado tipo de expresionismo abstracto creado en la ciudad de New York en los comienzos de 1940. 

Es neutral tanto en lo artístico como en lo político. Trabaja para la creación de belleza por la belleza, tomando el expresionismo como herramienta, como grueso de su técnica de expresión. Contrariamente al ‘Lirismo’, que es un ‘Romanticismo’, el expresionismo lírico no trata de sentimientos románticos de angustias ni de muertes, por no considerarlos propicios para la búsqueda y el buen desarrollo interior, para la paz y el sosiego y para la claridad y el progreso espiritual, que es uno de sus principales objetivos en el terreno metafísico. Su principal “ayudante” es el niño que llevamos dentro.


Dos Vertientes

Presenta dos vertientes, el ‘Expresionismo lírico figurativo’ y el ‘Expresionismo lírico abstracto’, llegando a incorporar el primero de ellos algunos que otros elementos de estilos ajenos al ‘Expresionismo’, siempre en una mínima expresión. Su otra vertiente es el "Expresionismo lírico abstracto", que por su misma naturaleza, la abstracción, no necesita detalle lineal ni figurativo alguno para su creación, lo que hace que en realidad no difiera demasiado del expresionismo abstracto “a secas”, salvo en la técnica de su elaboración a la que aporta principalmente  las texturas “importadas” de los conocimientos de cerámica de su fundador, de gran importancia porque si el expresionismo lleva los colores y las formas a un extremo temperamental, éste viene a verse notablemente reforzado. 


Materiales como Herramientas de Trabajo en Pintura

Todos al alcance del artista. Se emplea principalmente texturas de considerable espesor que vienen a ser el elemento más característico e importante porque facilitan el encuadre, enriquecen el volumen, diversifican las tonalidades del color y potencian la perspectiva. Se usa colores puros, netos, y mezcla de colores, primarios y secundarios, complementariamente o no, difuminados... y se incluye el blanco y el negro. La variedad cromática es de las más extensas que han venido a darse. No hay prevalencia de un color aunque puedan ser muy frecuentes los nocturnos. Se utiliza hilos, estropajos, cuerdas, pinceles por supuesto, esponjas, peines, palos, palillos de diente, los propios dedos y cualquier otra herramienta que se tenga a la mano, constituyendo la principal entre “ellas”, el “alma” del artista, de la persona creadora, plenos de poesía y de paz y de serenidad su corazón y sus sentidos a la hora de la creatividad.

Puede trabajarse sobre madera, tela, papel preparado al efecto o cualquier otro soporte. Usar tintas, guaches, acuarelas, óleos y pinturas acrílicas artísticas por uno mismo compuestas o no, recomendables hoy día por haber superado al óleo en prácticamente todas las consideraciones. 


Posición y Actitud En y Ante el Mundo

Como en arte, el ‘Expresionismo lírico’ es ecléctico igualmente en filosofía, otra de sus razones de ser principales, otro de sus cimientos básicos, materia en la que respeta, como en la religiosa, toda creencia e incorpora conocimientos y sapiencias de muchas de ellas aunque parte de un budismo esotérico que viene a ser similar a lo que en el agnosticismo se ha dado en llamar “monoteísmo agnóstico”,  si bien  libera a su autor de turno y a sus seguidores para su posicionamiento en cualquier momento y sobre cualquier tema social, filosófico, religioso, político o de cualquier otra índole, no en tanto que autor o seguidor, como queda dicho, sino a título personal y acepta de nuevo su regreso para su descanso. Separa por lo tanto la creación del creador, por lo que no exige ni pregunta afiliación de ningún tipo a nadie que decida practicarlo, ya que “ça va de soi” que a las personas violentas, por no poner más que un solo ejemplo, no les sale pintar palomas de paz.  Considera que en asuntos de creatividad, el interior es el exterior, como queda dicho arriba, que el “adentro” es el “afuera”, que las manos plasman lo que siente el corazón y lo que dicta la mente, y que no se puede crear belleza poética plástica ni lírica poética si los sentimientos no están en congruencia con lo que se crea sin que pronto se revele, si no al primer intento, la naturaleza del artista y de su creación. Respeta todos los estilos, todas las afiliaciones y todas las manifestaciones que los seres humanos adopten a lo largo de sus vidas, aunque no las comparta y se aparta y sitúa al final de la filosofía, en su verdadera desembocadura, que no es la cátedra universitaria sino el ascetismo.

La [siguiente] obra “Vergnona” nos proporciona un ejemplo delimitatorio del punto al que puede llegar el “Expresionismo lírico”, a saber, su límite, su delimitación: recordar una tragedia, expresar que se ha sentido y que se lamenta muy profundamente, pero manteniendo los niveles más altos posible de creatividad y de belleza plásticas, sin señalar a nadie, “en este caso que nos ocupa, podría decirse metafóricamente “con el pincel”.                   



freijanez@gmail.com